Oleada de eres en Catalunya

Trabajo en una multinacional Norteamericana donde recientemente nos han puesto sobre la mesa un despido colectivo, de 101 trabajadores y trabajadoras. No es que la empresa no sea rentable, de hecho, en un ranking interno el cual llevaban años comparando a todas las plantas europeas, y que median valores como la productividad, calidad, ventas, reclamaciones de clientes, eficiencia, accidentabilidad, etc., veníamos obteniendo la máxima calificación, por encima de otras plantas que para el grupo son más importantes como por ejemplo la que tienen en Alemania.

Aun así, en un movimiento estratégico, deciden dar más carga de trabajo al mercado asiático y parte de la producción europea se la llevan hacia allí. Reestructuración lo llaman. Aunque deslocalización sería más acertado. Lo curioso del tema es que de toda Europa, las dos únicas plantas que se ven afectadas, son la suiza y la española, y que curioso, las dos tienen una normativa laboral laxa con los despidos. La Alemana, mucho más proteccionista, se quedará parte del trabajo que se desarrollaba en estos dos países.

Gracias a la reforma laboral de 2012 aprobada por el PP de M. Rajoy, una empresa alegando entre otras, causas organizativas, te puede hacer un ERE como el mencionado y ejecutarlo sin que nada se lo impida. Antes debía de ser examinado y aprobado, o no, dependiendo de las causas alegadas, por el tribunal laboral. Así de fácil, así de simple, hoy una empresa puede desprenderse de 101 trabajadores sin que nada se lo impida.

No es mi pretensión contar aquí toda la historia de la empresa en la que trabajo, ni la lucha y negociaciones que se han llevado a cabo para tratar de minimizar lo que ya sabíamos que era imparable, porque no es la única que está pasando por una situación similar, que deja a trabajadores en la estacada y familias destrozadas. Quería simplemente dar un esbozo a groso modo de lo que me ha tocado vivir y sufrir como lo que están viviendo y sufriendo muchísimos trabajadores y trabajadoras de otras muchas empresas.

Por poner unos ejemplos en estos últimos meses en Cataluña:

-Bayer: 75 despidos.

-Sada: 240 despidos y cierre de la planta en Lleida.

-Prysmian: 487 despidos.

-TE Connectivity: 94 despidos.

-Amplifon: 82 despidos y cierre de la fábrica de Microson.

-Bimbo: 290 despidos.

En Nissan, que ya puso un ERE antes de verano y que expira en marzo empiezan a preocuparse por sus puestos de trabajo debido a la baja productividad de la planta de Moncada i Reixac.

El fantasma de la recesión planea sobre la industria, y es posible, al menos en mi opinión particular, que el miedo a una coalición de izquierdas que pudiese derogar la reforma laboral, dificulte el despido y lo encarezca, haya acelerado las alarmas en la patronal que ya se han puesto manos a la obra con la única receta que conocen, el despido.

Por eso es tan importante que desde Izquierda Unida y Unidas Podemos, impulsen y obliguen al gobierno del PSOE a derogar una reforma laboral injusta, que lo único que ha conseguido es abaratar el despido, facilitarlo, crear empleo precario y mal pagado, y empobrecer a la clase trabajadora.


Javier Torilo